Género Queer, de Maia KOBABE: Una victoria arrebatada.

«Género Queer: Una autobiografía.» Con ese título, la novela gráfica de Maia Kobabe no podía sino captar mi atención nada más la descubrí en mi tienda habitual. Como ya sabéis, tengo especial interés en obras como esta, pues creo que pueden ser recursos muy potentes a la hora de informar y educar sobre los temas que tratan. Por eso, tampoco es de extrañar que la sinopsis en la contraportada me terminase de convencer.

No obstante, les más avezades en estos temas posiblemente ya os habréis dado cuenta de algo preocupante en la misma y que yo pasé por alto en su momento. No os preocupéis, lo comentaremos más adelante. Por ahora, la cuestión es que no tenía todavía ninguna obra de este medio que tratase dos temas que se mencionan en dicha sinopsis: la Asexualidad y el género no binario. Con ello en mente, valoraré esta obra no solo en base a lo interesante de su historia y la calidad de las ilustraciones, sino también según su potencial educativo. Ah, y antes de empezar, tened en cuenta que excepto cuando diga lo contrario estaré refiriéndome a la versión en castellano de la obra.

¿Quién es Maia Kobabe?

Maia es, a la vez, protagonista de la historia y le artista tras la misma obra. Empieza explicando como no se siente realmente cómode hablando de sí misme, y esa incomodidad se deja sentir a lo largo de todas las páginas, ya que, aunque también nos hablará de los sucesos positivos en su vida, se centrará sobre todo en los negativos, principalmente aquellos relativos a su sexualidad y a su identidad de género, temas que durante años le causaron angustia debido a la falta de información en su entorno que le ayudase a entenderse a sí misme.
La historia inicia, como no podía ser de otra manera, en su infancia y preadolescencia, momentos en que le surgen las primeras dudas sobre estos temas.

Acerca de esta época de su vida, me fue imposible evitar el quedarme pensando que, más allá de la confusión que Maia pudiera sentir acerca de su sexualidad, parece que su educación adoleció de muchas carencias, tanto académicamente como a nivel social, pues tardó mucho más de lo esperable en leer y son varios los momentos en que le suceden escenas bastante incómodas debido a la falta de información (muy básica, en su mayor parte) sobre cómo interactuar con los demás. Y todo ello a pesar de que tanto su padre como su madre son profesor y maestra, respectivamente.

El caso es que nunca se llega a abordar esto en la historia, por lo que, aunque imagino que está en el libro para reforzar la idea de una infancia llena de sufrimiento, a mi me acabó generando aversión hacia sus progenitores.

Dejando esto de lado, acompañamos a Maia a través de un viaje de autodescubrimiento, marcado por el conflicto entre cómo se siente y cómo le ven los demás. Y no solo eso, sino que el mayor conflicto es consigo misme, ya que pasa bastante tiempo hasta que empieza a entenderse, y aún así…

Conocerse a une misme.

Si algo me quedó claro a lo largo de la lectura, es que en el juego del autodescubrimiento a Maia le tocó en suerte jugar al modo más difícil. Algunas de las preguntas que se formula en un momento u otro son: ¿soy lesbiana? ¿Soy hetero? ¿Soy gay? ¿Soy bisexual? ¿Es todo esto el producto de un fetiche? ¿Soy trans? ¿Soy asexual? ¿Soy de género no binario? Vemos que la sinopsis lo simplificaba, pero la realidad es mucho más compleja, lo cual es comprensible si tenemos en cuenta que a la mínima que nos salimos de la heteronorma, la información y educación que tenemos para conocernos y entendernos es mucho más confusa (si es que tenemos acceso a ella). En todo caso, queda claro que «Género Queer» es un nombre más que apropiado para esta historia.

El caso es que la duda de Maia es doble. Por una parte sobre su orientación sexual y, por otra, sobre su género. En cuanto a lo primero, al menos más pronto que tarde acaba concluyendo que no se siente atraíde específicamente por personas de ningún género, aunque sí fantasea con ambos. ¿Es bisexual entonces? La respuesta se deja en el aire un rato más, pues debido a que su interés en las relaciones (sexuales y románticas) parece escaso, así como que sus niveles de deseo sexual fluctúan drásticamente a través del tiempo, se pregunta en cierto momento si eso significa que es asexual.

A este respecto, destacar que en esta cuestión Maia nunca llega a un conclusión formal (al menos no durante la narración), ni se explica demasiado qué es esto de la asexualidad (ni sus variantes, como la grisexualidad). Si tengo alguna queja al respecto es con cómo se promociona la obra, no con el contenido de la misma, pues no es (ni creo que lo pretenda) una guía sobre la asexualidad, sino una autobiografía, tal y como indica su título. Por ello, alguien que quiera aprender más sobre este tema concreto encontrará quizás poca información en estas páginas, pero alguien que se esté planteando si quizás es asexual, podría leer el caso de Maia y esto ayudarle a identificarse como tal.

El foco central de la obra es más bien la propia identidad de género de Maia. Sabe que no es un hombre, ni se siente como tal, pero tampoco se siente mujer ni se encuentra cómoda con el desarrollo de su cuerpo en este sentido. Tanto sus pechos como su vagina o (sobre todo) su menstruación le provocan auténtica disforia. De hecho, se narran dos visitas (obligatorias) a ginecología que son auténtico material para pesadillas. Por cierto que el dibujo de Maia, pese a ser más caricaturesco que realista, es notablemente efectivo a la hora de ser crudo, explícito y gráfico, no solo en lo doloroso sino también en lo sexual (luego os cuento).

El hecho es que Maia termina dándose cuenta que en realidad es una persona de género no binario. Esto genera algún momento de incomprensión con su familia, pese a que se les describe todo el rato como personas que nunca les educaron (a Maia y a su hermana) en base a ningún sesgo ni rol de género. En todo caso, el resto del libro versa sobre los cambios que esto supone en la vida de Maia: cómo contarlo, ¿a quién? ¿Les corrijo si se equivocan con los pronombres? ¿Debería iniciar las clases que imparto explicando esto o no es necesario?

Sus conclusiones al respecto son: díselo a quien quieras, sin forzarte pero tampoco escondiéndote ni avergonzándote. Corrígeles, sobre todo si es tu gente, pues si te quieren no desearán hacerte daño ni causarte malestar y por contra querrán que estés lo más a gusto posible. Y sí, vale la pena que lo digas en las clases, porque tu hubieras querido tener un referente así en tu infancia, aunque también es cierto que hacerlo da miedo. ¿Qué hacer al respecto?

Y así termina la lectura, con le protagonista intentando superar dicho miedo, pero sin una conclusión clara acerca de la historia, sin que sepamos si finalmente se postula como referente de sus alumnas o no. Al finalizar la primera lectura de Género Queer, pensé que, si bien encontramos en las últimas páginas una reflexión acerca de la necesidad de mostrarnos como posibles referentes para las nuevas generaciones y que así puedan sentirse más a gusto consigo mismes al vernos, la falta de conclusión en la historia de Maia me dejó un regusto amargo, dejándome la sensación de que le protagonista nunca llega a superar sus miedos por completo. Un final rarísimo, que da un mensaje confuso e incluso incoherente con el resto de la obra y con los objetivos que parecía tener la misma.

En cuanto al dibujo, consigue lo que la obra necesita. Es amigable y sencillo cuando lo requiere, cruento y explícito cuando lo ha de ser, y más elaborado cuando le autore decide marcarse una ilustración a página completa para recalcar algún punto de la narración.

A este respecto, decir que he leído alguna crítica a la obra que recalca lo «pornográfico» que puede ser el dibujo en algunos momentos. No creo, ni mucho menos, que esa sea la intención ni que vaya a ser la impresión que se lleven la mayoría de lectores. Es más, me consta que son varios los centros educativos que han comprado la novela gráfica para sus respectivas bibliotecas. En relación a esto último, no me preocupa que esté en dichos centros pese a lo explícito de algunas de sus ilustraciones (ni lo son tanto, ni nos debería dar miedo que se pueda hablar sobre sexo sin temor), pero sí porque para ser una obra con carácter educacional comete algunos errores garrafales ¿Cómo es esto posible?

Si os contara mi conclusión tras esta primera lectura, sería que esta clase de obras son necesarias, que «Género Queer» mantiene una calidad notable a lo largo de todas sus páginas y que habla sobre muchos temas que no había visto representados en ninguna otra obra de este medio, pero que no habla sobre todo lo que yo esperaba, que no aclara muchos frentes que deja abiertos, que la crudeza con que se tratan algunos aspectos de la vida de Maia hacen que probablemente no sea una novela hecha para todo el mundo y que tiene un final que se me antoja precipitado y extrañísimo. No obstante, mi mayor problema no fue solo con ese final, sino también con los errores que ya mencioné antes, algo que me pareció quizás aún más extraño, teniendo en cuenta lo implicade que parece le autore en estos temas.

Como decía, esa sería mi conclusión tras mi primera lectura, pero me estaría dejando en el tintero algo que me parece muy relevante y de lo cual es necesario que hablemos también.

Traducciones extrañas.

A estas alturas, todes les presentes sabremos qué significa queer, y si no, sabed que es un término usado para referirse a toda persona cuya sexualidad o identidad de género no se ajusta a la heteronorma. No obstante, su uso previo (y aún es el que se le da en ciertos círculos de habla inglesa), era el de insultar a personas pertenecientes al colectivo LGTB o cuya sexualidad o género fueran considerados negativos o reprobables por la persona que empleaba dicho insulto.

No es de extrañar, si tenemos en cuenta el uso original del vocablo: Queer significaba extraño o raro. Y viendo la traducción de la versión en castellano de esta novela, por poco no se llama «Género extraño». Volvamos a la sinopsis que podemos encontrar en la contracubierta de la versión en castellano, que es la que yo leí primero (mi segunda lectura fue del original en inglés, ahora veréis porqué). ¿Recordáis cómo ya dejé caer antes que había algo preocupante en la sinopsis? En ella se aludía a «lo que significa ser no binario». El problema es que elles no creo que dijeran eso, sino «lo que significa ser no binarie». Cierto es que hay personas no binarias más flexibles que otras en este asunto, pero Maia especifica claramente que quiere que con elle utilizan los pronombres neutros todo el rato. Veamos ahora qué dice la contraportada del original en inglés.

Más o menos lo mismo, excepto que «Nonbinary«, como el resto de adjetivos en inglés, es neutro, no masculino o femenino. Os diría que al traducir el texto de forma literal sin atender al mensaje en sí, se ha cambiado un detalle vital del mismo, pero es que la versión en inglés es además más extensa, añadiendo «and coming out to eir family and society«. «Eir» en este caso es un posesivo neutro, y si nunca lo habías oído, descuida, es normal. No tiene traducción en castellano, ya que además aquí diríamos «su», que ya es neutro de por sí. ¿Por qué lo saco entonces a colación? Pues porque me da la impresión de que quien lo tradujo no supo qué hacer con esta palabra y simplemente la descartó. Una decisión comprensible… sino fuera porque aparece continuamente a lo largo del texto, pero solo en el original, claro.

En cuanto a la traducción de la novela gráfica en sí, os dejo una lista no exhaustiva de todo lo que he encontrado al compararla con el material original y que me ha llamado la atención:

  • Se traducen términos con un significado específico en inglés y de uso común en la comunidad, por otros de significado quizás cercano pero no equivalente. Por ejemplo, butch por marimacho, queer por homo o binder por vendajes (o faja, según momentos).
  • Se cambian algunos términos no específicos de la comunidad LGTB, de uso común a día de hoy, por otros que no tienen nada que ver y que dejan la viñeta en cuestión sin posibilidad de ser entendida:
El personaje habla sus fantasías. En el original habla sobre cómo se imagina a dos personas concretas teniendo relaciones, mientras que al traducirlo (no hay más contexto) no se sabe de que lío gay está hablando, ni de dónde sale tal cosa, pues en ese momento además no mantiene relaciones sexuales con nadie.
  • Hay una marcada tendencia en la traducción ha utilizar «homosexual» en vez de gay, supongo que por usar un término que englobe tanto relaciones gay como sáficas, aunque en realidad no pocas veces el término gay se usa para referirse al conjunto entero del colectivo LGBT y este es el uso que se le da en el original en inglés en muchas de estas ocasiones. Ej: «Gay issues» (leyendo un periódico) por «asuntos homosexuales», que por cierto suena rarísimo.
  • Se cambia «Trans rights» por «Derechos de los transexuales». Hay que recordar que el concepto trans (expresión equivalente a transgénero) engloba no solo a las personas transexuales sino también a las personas transgénero en general. Por ello, el colectivo lucha por los derechos de todes elles y no solo los de aquelles que decidieron someterse a cirugía o tratamiento hormonal.
  • Algunas viñetas tienen traducciones loquísimas, la verdad: «Can I be his librarian? Or cartoonist?» por «¿Puedo ser su tíe?».
  • En cuanto al uso del género neutro, hay mucha tela que rascar. Se traduce they como elle. Bien ahí, ninguna queja. El problema es que, como ya he dicho antes, ni los adjetivos ni los artículos tienen género en inglés, por lo que, siguiendo la lógica de lo anterior, expresiones como «A comics professor» quedaría como une profesore de cómics. No obstante, la traducción opta por «Unx profesorx de cómic». No solo me parece incoherente respecto a lo anterior, sino que personalmente abogo por el uso del neutro usando la -e en vez de las «x» u otros símbolos como «@», ya que, entre otros motivos, los sistemas de lectura de pantalla que usan las personas con discapacidad visual tienen problemas para leerlos (pues fonéticamente no tienen sentido).

Y para ir terminando con este tema, decir que me parece una pena lo que en este caso le sucede a Género Queer, pues si precisamente la intención de la obra es ser una guía útil sobre cuestiones queer, el que la traducción borre, intencionalmente o no, términos y expresiones necesarias para explicar realidades del colectivo, menoscaba dicho objetivo. El ejemplo más claro lo tenemos con los pronombres. Veamos el siguiente diálogo entre Maia y otro personaje:

-Yo he pensado cambiar mi pronombre por «elle», pero no sé cómo hacerlo para los adjetivos. ¿Tú qué utilizas?
-Yo utilizo las terminaciones en «-e», diría «elle está cansade».
-¿Terminación en «-e»? ¡Me encanta!

Lógicamente, esto no tendría ningún sentido en inglés, y fue de hecho esta página la que me hizo enarcar las cejas y buscar el original para releerlo (una suerte, pues tras ello ha cambiado por completo lo que pienso de la obra). En la versión original, la escena sucede como sigue:

-I’ve thinking about switching to they/them pronouns but for some reason that doesn’t feel quite right. What pronouns do you use?
-I use the Spivak pronouns e, em, eir, as in «Ask em what e wants in eir tea.»
-E, em, eir? I love those pronouns!

La conversación transcurre de forma totalmente distinta. En castellano el personaje ha descubierto el uso de los pronombres neutros pero, por algún incomprensible motivo, no el de los adjetivos neutros. En el original, su problema es que los pronombres neutros más conocidos no le acaban de gustar, así que el otro personaje le sugiere utilizar los pronombres de Spivak. Y cierto es que traducir esto es complejísimo, pero el problema es que al quitarlo por completo del texto, no solo se pierde coherencia en el mismo, sino que perdemos así mismo una oportunidad genial para conocer que hay más formas de referirse a alguien de forma neutra.

Más adelante hay varias veces en que Maia se refiere a sus pronombres y de vez en cuando estos aparecen en las ilustraciones, generando bastante desconcierto en el lector, pues en castellano uno no sabe que es eso de e, eim, eir que sale por todas partes.

En realidad para este último problema no hay una solución sencilla, pero sumado a todo lo dicho anteriormente, creo que, por mera acumulación de traducciones inexactas, se ha acabado por desvirtuar el texto y por tanto el valor educacional que pudiera tener el mismo. ¿Cómo me va a servir para educar un libro que (al traducirse) intercambia queer por gay o trans por transexual? ¿Serviría acaso un libro de lengua que cambiara las definiciones de adjetivo y sustantivo? ¿O uno de matemáticas que introdujera las operaciones de multiplicar o dividir sin antes mencionar qué quieren decir esos símbolos? Su valor educativo sería nulo.

Es una verdadera lástima y creo sinceramente que, para traducir esta clase de obras, no solo se debería tener en cuenta la capacidad general de la traductora como tal, sino su implicación en estas temáticas e idealmente que pertenezca al colectivo, pues esto aumentará mucho las posibilidades de que el texto sea traducido respetando el significado y la intención del original.

Además, ¿recordáis lo que os he dicho de las traducciones loquísimas? ¿Y del final precipitado y extraño, que me dejó mal sabor de boca? Pues veréis, aún quisiera contaros algo más, pero es literalmente sobre dicho final, así que quizás prefiráis leer el cómic antes. Si es el caso, saltaos está sección. Más adelante tenéis una conclusión en la que no entro en detalles sobre el desenlace de la historia.

El Final

En castellano, el final es un monólogo como el que sigue:

«Me pregunto cuántos de estos niños son trans o no-binarios, pero todavía no saben nombrarlo. ¿Cuántos de ellos no han visto nunca a un adulto no-binario? ¿Les estaba perjudicando con mi silencio? (…) Cada vez que no pido que me hablen en lenguaje neutro me siento muy cobarde. Pero explicar mi género sigue dándome miedo (…) Creo que… tengo más miedo del que debería. Creo que… tengo más miedo del que debería»

Como veis, se queda… ¿inconcluso? Veamos ahora el original en inglés:

«I wonder if any of these kids are trans or nonbinary, but don’t have words for it yet? How many of them have never seen a nonbinary adult? Is my silence actually a disservice to all of them? (…) Every time I fail to give my pronouns I feel like a coward. But coming out can still be really scary (…) I think I’m carrying… more fear than I need. Next time. next time I will come out.»

Exacto. El final no es inconcluso, el final es perfecto, pero la traducción se comió la última frase (tiene pinta que debido a un error de copia-pega), quedando en la traducción Maia como un personaje cobarde e irresoluto en vez de como realmente es, alguien que decide enfrentar sus miedos y mostrarse al mundo, ayudando a hacer de este un sitio mejor para todes. «Next time. next time I will come out.» La próxima vez. La próxima vez lo diré.

Y para rematar, fijaos que en el original utiliza el término kids, de género neutro, en vez de «niños» (cuando además, se trata de una clase donde la mayoría de alumnas son de género femenino, al menos asignado al nacer). Y no es baladí, porque tras esto solo queda una viñeta a página completa, donde en la versión en castellano Maia le dice a sus padres que está contenta de tenerlos como padres (redundante y es otro ejemplo de traducción inventada), cuando en el original les dice que, aunque lo pasó mal siendo su hija, está contenta de ser su hije.

[plegar]

Lo siento. No puedo continuar con esto, me resulta agotador (y me he dejado cosas en el tintero, lo juro) tener que hablar de todo lo que está mal en una obra que, en su origen, está tan bien. Cada libro como este que se publique debería ser celebrado como una victoria, una nueva oportunidad para aprender y enseñar, pero el caso es que esta victoria, esta oportunidad, nos ha sido arrebatada. Si os interesa, comprad Gender Queer: A memoir, by Maia Kobabe, pero huid de Género Queer, de Maia Kobabe, que no es sino su versión saboteada. Miedo me dan todas las bibliotecas que ahora posean el caballo de Troya que resulta ser la versión traducida, y de verdad espero que la editorial (Astronave) lo corrija en versiones futuras.


La reseña que acabas de leer se refiere a la primera edición en castellano de «Género Queer: Una autobiografía», publicada en mayo del año 2020. Me gustaría pensar que su editorial (Astronave) ha debido darse cuenta de todo lo que ha salido mal en esta primera edición, pero más todavía me gustaría pensar que será corregido en futuras ediciones. Prometo estar atento y, en caso de ser así, actualizaré esta entrada para reflejar los cambios y, por supuesto, también para celebrarlos. Ojalá sea así.


Bibliografía:

Comprados en Manhattan Cómics Xátiva.


Con la colaboración de:
-Neko (Lectore de sensibilidad).
-Raak (Revisión y corrección).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *