Nunca sabemos por dónde nos va a llevar la vida, ¿verdad? Puedes empezar un año convencido de que nada va a cambiar, que tu existencia ha llegado a ese punto en que todo pasar a ser una continua monotonía, para bien y para mal. Lo aceptas, te planteas retos de muchas clases: laborales, académicos, personales, etc. Pero la vida, incluso cuando lo parece, nunca se está quieta, ¿verdad? Como una serpiente o anguila que ha sido dada por muerta, pero que sale de su sopor para retorcerse y demostrar que aún le queda mucha guerra que dar.
Pareciera que me he olvidado del blog, que he pasado a otras cosas. En realidad no he dejado de pensar en él en todo este tiempo y en todas las ideas que tengo en la recámara, aunque las circunstancias no me permitiesen dedicarle ni un minuto. Pero aquí estoy, deseando recuperar progresivamente este rincón de felicidad. Porque sí, al final esto va de escribir y escribir me hace estúpidamente feliz. Y nunca deberíamos dejar de hacer aquello que nos hace felices, ¿verdad?
Obviamente a nadie importa cuáles han sido dichas circunstancias, pero prefiero clarificarlas aunque sea de manera brevísima. Y es que, si haber tenido un hijo; completar un máster universitario con sus prácticas, exámenes, su trabajo final de máster y todo lo demás; iniciar un trabajo nuevo sin poder dejar de lado los que tenía antes y por ello generando un horario laboral infernal… Si todo esto no justifica sentir que la vida de uno ha sido recientemente un caos, es que nada lo va a justificar, ¿verdad?
Estad tranquilos y tranquilas, ya que poco a poco las piezas empiezan a encajar entre sí. De momento estoy recuperando las horas de sueño y de lectura, así como reiniciando mis excesivamente cuantiosos proyectos. Esperad las siguientes partes del análisis de los Cuatro Fantásticos, así como otras reseñas y relatos que ya dejaré caer por aquí. Y cuando finalice el año, posiblemente compile por acá la locura de hilo en Twitter que inicié para sobrevivir sin apenas escribir, donde estoy escribiendo un microrrelato por día (más o menos). No os extrañará si os digo que me estoy muriendo de ganas, ¿verdad?