Imagino que, si alguien está siguiendo estas reseñas de los 4F, ahora esperaría que siguiera el orden cronológico, pero no, me temo que esa es la idea solo con la serie regular, pero no quita que podamos hacer un poco de trampa con los títulos especiales y series limitadas, para darle un poco de color al asunto. Además, en realidad nos viene bien hacerlo con este título, ya que «Toda una vida» es, en cierta forma, una reseña en sí misma.

Una reseña de, ya lo habéis adivinado, la vida de la primera familia de Marvel. Este es el segundo cómic en llevar este título, siendo el primero Spiderman: Toda una vida, que buscaba ser un homenaje a la vida del trepamuros hasta la fecha. Debió tener éxito, pues rápidamente la editorial se puso manos a la obra con tomar la idea y trasladarla a los Cuatro Fantásticos. Sin embargo, no se limitaron a repetir el éxito, sino que nos ofrecieron algo un tanto distinto.
Con la idea planteada, podríamos pensar que este cómic será ideal para recomendar a quien creamos que pudiera gustarles estos personajes, pudiendo servir como carta de presentación de los mismos. Y cierto es que aquí veremos los elementos claves del grupo representados de un modo u otro: una familia que obtiene poderes fantásticos y que permanecen unidos no solo por su intención de utilizar dichos poderes para hacer el bien, sino por los lazos afectivos que les unen. Esa unión, más que cualquier superpoder que puedan tener, es tanto lo que hace al grupo poderoso, así como atractivo para el/la lector/a. También encontraremos aquí buena parte de los personajes secundarios, los villanos, escenarios y demás aparataje clásico del grupo, pero la sorpresa aquí es que Los Cuatro Fantásticos: Toda una vida busca ser mucho más que solo eso, un mero resumen.

A través de los seis números que componen la historia acompañaremos a los personajes a través de las décadas, siendo el antagonista principal Galactus, jugando con esta cronología, más realista que la de los cómics Marvel habituales, para engrandecer la amenaza que supone el devorador de mundos. Así, cuando llega el momento de su aparición, ya conocemos suficiente a esta versión de los personajes, sus emociones y anhelos, como para que nos importe lo que pueda sucederles. De hecho, es carácter ominoso que se le confiere a Galactus cambia el tono general de la historia. Es por esto que, allí donde en la obra original, sobre todo la más antigua, encontrábamos un discurso político muy sesgado en el que se presentaba a un bando como bueno y al otro como, indefectiblemente, malo, aquí en cambio se nos presenta un mensaje en el que se perfila que ante una amenaza de tal calibre la humanidad debería de unirse o ir olvidándose de sobrevivir. Dicho lo cual, ya sabemos que ello no implica que una vez superada la amenaza no fuéramos a volver a las andadas, claro.

Como veis, es un digno mensaje de la sociedad post-covid. No es el único mensaje actual que encontraremos aquí, aunque no todos sean llevamos con la misma soltura. Si se evidencia que la primera familia saca fuerzas de su unión, también se nos muestra lo que sucede cuando no lo están. Reed siempre ha sido un hombre obsesionado con su trabajo, y si bien en este caso está más justificado que nunca, ello no quita que sus decisiones tendrán sus consecuencias. Sue Richards siempre ha sido la mujer invisible, pero en este caso puede que lo acaba siendo en demasiados sentidos.

Todos estos y otros elementos, son desarrollados a lo largo de más de cincuenta años de historia. Y sobre Galactus, no penséis que aparece en última instancia, sino que desde los mismos inicios del grupo ya se percibe de forma fantasmagórica su figura como un horror distante que no podrá ser evitado. Por ello, el resultado no ser una serie de historietas que se van sumando para crear un resumen de la vida del grupo, sino que todas esas aventuras se suceden como el fondo de un tapiz en el que lo importante es lo que se nos desgrana en primera fila. Las emociones de los personajes, sus relaciones, sus anhelos y su destino como héroes, no tanto así su viaje.
Es enfoque, no obstante, causa que los autores no hayan perdido el tiempo con artificios tales como saturar las viñetas con referencias a décadas de historia de publicación de los personajes, habiendo preferido centrarse en contar lo que querían. Esto puede que cause que a cierto tipo de lector le sepa a poco, pero por lo que a mi respecta, lo prefiero así. Seguramente será este misma clase de lector quien más sufra algunos de los cambios respecto a la línea principal de estos personajes. Aquí el matrimonio de Reed y Sue es tratado con un enfoque más realista, con todo lo que ello implica; veremos alguna muerte que, por la naturaleza de esta historia y para variar, es irreversible; así como el arco de algún personaje (Ej. la Cosa) es significativamente distinto a lo esperado. Sin embargo, no se pierde en momento alguno el elemento que considero más central a estos personajes, aquello que los volvió míticos en sus inicios: son héroes con pies de barro. Son capaces de las más increíbles hazañas, aunque en este caso sea a costa de pagar un precio a nivel personal.

Por tanto, no es desde luego un resumen de la historia de los Cuatro Fantásticos, por lo que recomendarlo en este sentido sería una locura. No obstante, sí puede servir dar a conocer a los personajes si se tiene en cuenta estas particularidades, es decir, que recordemos que no se trata de los personajes canónicos, sino una variante de los mismos bastante más dramática, con todo lo que ello conlleva, inclusive cambios tan drásticos en aspectos centrales del equipo que puede que algún fan de lo añejo se pueda sentir ofendido. Claro está, que seguro que lo mismo sucede con la primera película del grupo en el UCM e irán a verla. Yo, por mi parte, no voy a perdérmela.