Año nuevo, vida nueva, se suele decir. La verdad es que llevo un tiempo (sé que no soy el único) con la sensación de que el tiempo no avanza, así que uno de los propósitos para este año será insuflarle un poco de vida al blog. Ganas de ello he tenido la práctica totalidad de los días, aunque el tiempo y las energías no siempre han acompañado. Ahora bien, si participar en el Nanowrimo me ha enseñado algo es que el esfuerzo vale la pena, pero de esta experiencia mejor os hablo otro día.
La sensación de estancamiento que os comentaba es terrorífica. Debe ser que estoy ya en esa edad en la que las novedades dejan de interesar tanto y miramos con anhelo nuestro pasado. Es la maldita nostalgia, aunque por suerte creo que estoy bastante prevenido contra sus males y, eso creo, de momento solo he disfrutado de sus beneficios.
A nivel de entretenimiento, en los últimos años la novedad ha sido la proliferación de nuevas plataformas de streaming que surgen cada día para hacerse unas la competencia a las otras. No os hablo solo de la batalla entre Netflix, HBO, Amazon y otras tantas (eso sí es una guerra y no la de consolas), sino también del surgimiento y auge de Twitch y, como consecuencia, la caída en desgracia de Youtube. En esta última cada vez cuesta más encontrar contenido interesante, en buena parte por culpa de las propias normas de la plataforma, que constriñe más y más a quienes quieren crear contenido de calidad, en favor de los vídeos más cortos, inmediatos y producidos en serie. Y es en parte ante esta carencia que acabé recuperando un hábito de antaño: leer blogs.
Estos, al no participar de la mencionada batalla, no restringen el tipo de contenido que generan quienes los escriben, ni su extensión, ni los temas tratados. Además, siempre he sido más de leer que de ver o escuchar, sin querer menospreciar las virtudes de estos medios, que son muchas. Y de todos los blogs que descubrí o redescubrí el pasado año, el blog literario de Javier Saborido es sin duda uno de los que más me ha ganado. No me explayaré mucho, pero sí os animaré a que le echéis un ojo. Si buscáis una fuente de recomendaciones de la que os podáis fiar, quizás os interese. A él le debo haber leído «La continuidad de los parques» de Julio Cortázar y haber visto la película de «El caballero verde«, siendo la primera (aunque breve) una de las lecturas que más he disfrutado en 2021 y la segunda (aunque extensa) una de las películas que más han logrado tenerme pegado a la pantalla en este mismo año.
Además, en su blog se marca también de cuando en cuando algún experimento o entrada más curiosa. Una de las últimas fue un homenaje a Mark Fisher, cumplimentando uno de aquellos cuestionarios que estaban destinados a circular de persona en persona y convertirse en una cadena, allá por el principio del milenio. No quisiera yo que rescatáramos la fea costumbre de hacer de todo una cadena, pero como me pareció un concepto interesante (y puesto que prometí que lo haría), me dispongo a responder a esas mismas preguntas. Veamos pues.
1. ¿Cuántos libros hay en tu biblioteca?
Uf. En esta casa nos gusta mucho leer, así que si he de contarlos todos igual me da un mal*, porque nunca he tenido interés en tenerlos listados y los tengo repartidos entre nuestra casa actual, la casa de mis padres, los que tengo en el despacho ¡y los que tenemos en formato digital!
*Al final los conté y solo en formato físico he contado más de ochocientos libros. Ni me quiero imaginar cuantos serán si sumamos los digitales.
2. ¿Cuál fue el último libro que compraste?
Me acabo de dar cuenta de que debo haber elegido el peor momento para responder estas preguntas, en un clásico ejercicio de autosabotaje. Lo digo porque el último título que compré fue Warhammer Crime: Linajes. Me apetecía una lectura ligera y leer algo de este mundillo (ahora que caigo, creo que era la primera vez que leía una novela de Warhammer 40.000). Craso error, pues descubrí que la edición en castellano es un auténtico despropósito en todos los sentidos posibles. Ya lo he dicho en todas partes, pero insistiré una vez más: alejaos de este libro, si os interesa y tenéis la posibilidad, haceos con la edición original en inglés, pues creo que la historia merece ser disfrutada en condiciones.
3. ¿Cuál fue el último libro que leíste?
Pues tendría que mencionar el mismo, ya que últimamente intento leer en seguida todo lo que compro para que así no se me acumulen libros sin leer. No obstante, como ya os he hablado de él, haré un poco de trampa y mencionaré el anterior, El cielo de piedra, tercera y última parte de la trilogía de la Tierra Fragmentada, de N. K. Jemisin, saga que me leí casi del tirón y que recomiendo encarecidamente a cualquiera que le gusten las historias de fantasía y los mundos y personajes bien construidos.
4. Cinco libros que signifiquen mucho para ti
Interesante pregunta, sin duda. Seguro que la respondo y a los días me vienen otros títulos a la mente, porque una lista de solo cinco se me antoja demasiado breve. En todo caso, sin darle muchas vueltas se me ocurren:
1. El señor de los anillos, de Tolkien
Clásico, pero no podía faltar. Es el libro del que más copias tenemos en casa, entre diferentes idiomas y ediciones ilustradas y de bolsillo. También es uno de los pocos títulos que me he releído más de una vez y creo que conforme me hago más mayor más sé apreciar todo lo bueno que su autor puso en él y todo el cariño que le dedicó. Y a pesar de eso, nunca dejará de ser un ancla al pasado, a las tardes devorando libro tras libro sin ninguna preocupación, más allá de saber cómo lograrán llegar Frodo y Sam a Mordor o cómo diantres superar aquel condenado puzle en el templo del agua en Ocarina of time.
2. Las estrellas son legión, de Kameron Hurley
Saltamos del pasado distante al más reciente. Tropecé con este título tras haber encadenado la lectura de unos cuantos clásicos que me dejaron mal sabor de boca por rancios o por resultarme un tostón, siendo un verdadero soplo de aire fresco. Resultó ser, además, mi puerta de entrada a una legión (guiño, guiño) de autoras con una perspectiva al narrar por completo distinta a la que yo conocía hasta ese momento. Una locura de libro que desearía olvidar para poder leerlo de nuevo y asombrarme con cada una de sus sorpresas.
3. Manual de psicopatología, volúmenes 1 y 2, de Belloch
Quizás os hagáis cruces con este, porque es justo lo que parece, un manual de referencia y base del temario de una de las asignaturas de la carrera de psicología. La razón de que me venga a la cabeza es que fue el primer libro de estudio que me compré por gusto. Recuerdo que fue en el primer año de carrera, a pesar de que la asignatura que lo usaba no se daba hasta el tercero y que estos libros cuestan un riñón.
Gracias a este libro aguanté esos insufribles primeros años y las asignaturas más odiosas, porque sabía que lo interesante vendría después. Además, también es culpa suya que me aficionara a visitar la librería de la universidad a menudo y allí ir echándole el ojo a algún nuevo libro de referencia, lo cual creo que a su vez explica que mis calificaciones oscilaran entre justas para las asignaturas que menos me gustaban y excelentes para aquellas que sí me interesan (y de las que por tanto me había comprado el libro y leído este varias veces). En suma, representa el paso a la adultez, pues fue la primera vez que gastaba una buena suma de dinero en algo que solo me iba a servir para estudiar, pero que a la vez me hacía ilusión.
4. El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, de Oliver Sacks.
Si este título no te llama la atención la primera vez que lo oyes, yo creo que ya nada logrará hacerlo. Sacks fue un prestigioso neurólogo que logró la fama a base de escribir libros con sus anécdotas en la práctica de su oficio. Dicho así no parece gran cosa, pero este libro no defrauda y recuerdo haberlo recomendado a lectores muy diversos, incluida gente que ni siquiera es especialmente aficionada a la lectura. Ligero, interesante, lleno de datos curiosos y de reflexiones que te hacen plantearte cómo percibimos y entendemos el mundo, para mi representa el viaje contrario al tercer libro de la lista. Si aquel era el acceso a la psicología más seria, este fue la demostración de que se pueden hacer obras divulgativas serias y divertidas a la vez.
5. The Legend of Zelda: Hyrule Historia
Si no lo pongo, reviento. Lo sé, es un producto de merchandising para muy cafeteros de la saga, sin nada que aportar más allá de ser un objeto de coleccionista. Tuvo tanto éxito que luego Nintendo tomó nota y hay otros tres libros del estilo, cada uno a mi parecer menos interesante que los anteriores. Todo eso da igual, ya que si está en esta lista es porque fue un regalo y porque soy incapaz de pensar en el momento de recibirlo sin llorar un poquito. A veces, los libros (y las películas, los juegos, las fotos o incluso los juguetes del gato) son mucho más que lo que son por sí mismos, pues al sumarlos a nuestra experiencia vital quedan tocados por nuestras percepciones y pensamientos, adquiriendo significados personales, mucho más complejos e intransferibles. Por eso, lo siento, no es un libro que os vaya a recomendar, pues seguro que si os interesa ya lo tenéis y si no, es que no os interesará en absoluto. Es un libro que está en esta lista únicamente por lo que para mí representa.
5. Etiqueta a cinco personas
Como dije, no tengo intención de contribuir a la resurrección de las cadenas en las que, sino las reenviabas, tendrías mala suerte o te perseguiría un espíritu maligno durante el resto del año. No obstante, si por voluntad propia a alguien le apetece responder a las preguntas, avisad, que siempre es interesante saber qué tenéis en vuestra colección y qué libros atesoráis con más cariño. Si lo hacéis en vuestro blog o donde sea, podéis compartirlo en la caja de comentarios, que para estas cosas está. Por mi parte, intentaré publicar una entrada al menos cada dos semanas, un relato, una reseña o algo más peculiar, como lo de hoy. Os deseo un año lleno de dicha y que esté repleto de buenas lecturas.
¡Pero bueno! ¡Me han encantado tus respuestas! Me alegro de haberte animado a hacer esto y ojalá siga publicando cosas que te gusten (: